sábado, 4 de junio de 2011

MECANISMOS DE DEFENSA

Para quienes están plenamente identificados con su desarrollo personal, alcanzar una conducta que proporcione un comportamientos que no cause problemas, es necesario comprender lo que representan lo mecanismo de defensa y lo que ellos pueden originar en nuestra personalidad.
Los mecanismos de defensa fueron propuestos dentro del psicoanálisis, tanto por Sigmund Freud como por otros como Karl Abraham, pero han entrado ya al acervo común de la psicología en general.
Interesante es el alcance, estudio de los mecanismos de defensa tanto para la psicología, como para la psiquiatría,
Al respecto, en lo concerniente a lo primero nos indica wikipedia, que Arthur Staats ha propuesto que "los mecanismos de defensa implican el funcionamiento de repertorios de lenguaje complejo de modo que reducen la emocionalidad negativa que, de otra forma, la persona experimentaría".
Desde un punto de vista conductual, los seres humanos aprenden a proveerse a sí mismos de estimulación, con lo cual aumentan las probabilidades de anticipar la estimulación ambiental: es decir, se anticipan a su ambiente, con lo cual aumentan su adaptabilidad a eventos futuros similares a eventos de su pasado que hayan tenido algún grado de similitud. Este es el fundamento empírico de la característica que tienen los seres humanos de no sólo recibir y emitir estimulación aversiva de su ambiente, sino también interiorizarla. De este modo, no sólo es motivante evitar la estimulación displacentera del ambiente, sino también evitar aquella del interior (respuestas coverantes). La forma de evitar este tipo de estimulación aversiva coverante, son, justamente, los mecanismos de defensa.
Los mecanismos de defensa en la teoría psicoanalítica tienen la función de evitar la censura del superyó, instancia psíquica estructurada a partir de la resolución del Complejo de Edipo. Son auxiliares de la represión, mecanismo éste en el cual las representaciones censurables son eliminadas del discurso consciente. En la concepción de Freud, los impulsos (más correctamente, 'pulsiones') no pueden ser descartados, sino sólo reprimidos en el inconsciente. Las pulsiones tienden, de forma invariable, a su descarga, de modo tal que, si su representación pulsional le es denegada su expresión consciente, es "enmascarada" por medio de la distorsión simbólica. Las diversas formas en que se presenta esta distorsión simbólica se conocen como mecanismos de defensa.
La angustia juega un papel esencial en la producción de la defensa, dentro de la teoría freudiana. Ella es una señal de alerta al yo, que es la instancia intrapsíquica que produce los diversos mecanismos de defensa y de adaptación.
El mecanismo de defensa principal, clave para todas las demás, es la represión. Es la estrategia de "mover" los contenidos de la consciencia a otro nivel extra-discursivo (fundamento príncipe de la neurosis) que define a la represión, la que motiva la aparición de todos los mecanismos de defensa. Ese nivel extra-discursivo, que para Lacán sería paralelo al consciente, se conoce como inconsciente.
Después de Sigmund Freud, autores posteriores, como Anna Freud, Melanie Klein y Alfred Adler, han propuesto una variedad de mecanismos de defensa cuya concepción les había ayudado a describir y comprender los fenómenos clínicos que se han observado, en una variedad de sujetos, tanto niños como adultos.
Algunos mecanismos de defensa son:
• Condensación Desplazamiento 
• Disociación 
• Formación reactiva 
• Negación 
• Proyección 
• Racionalización 
• Represión
• Actuación o paso al acto (acting out) 
• Altruismo (como mecanismo de defensa) 
• Identificación con el agresor 
• Identificación proyectiva 
• Intelectualización 
• Introyección 
• Polarización 
• Sublimación 
• Supresión 
• Regresión
Se agrega, que los mecanismos de defensa cuando tienen éxito resultan en rasgos o formas de reacción del carácter en proceso de estructuración (W. Reich). Asimismo, ante cada situación ponen en marcha diversos mecanismos d defensa que llegan a formar parte de la personalidad. Lo normal es disponer de algunos mecanismos de defensa, los cuales, mediante la búsqueda de la adaptación, tienden a impedir la neurosis. Los mecanismos de defensa no perturban, en general las funciones más importantes. 
Nos indica, grafoanalisis.com/mecanismos_defensa.htm que los mecanismos de defensa son elegidos por el Yo tanto en calidad como en cantidad por un tiempo determinado. Pueden ser limitados, anulados, eliminados o transformados por el Yo a través del tiempo. 
En sentido positivo y ampliando lo antedicho, los mecanismos de defensa tienen las siguientes funciones: 
. Reequilibrar las realidades internas o externas. 
. Autorregular la posibilidad de satisfacer los impulsos. 
. Facilitar la adaptación, la socialización y el contacto con la realidad. 
. Mantener el estado de firmeza y permitir el desarrollo de la personalidad. 
. Conciliar los intereses del Ello y del Superyo. 
. Proteger el equilibrio emocional. 
En sentido menos positivo, en relación con lo más displacentero, los mecanismos de defensa, actúan en la siguiente forma: 
Resistencia del Yo a lo insoportable mediante la reducción, la evitación, la yugulación o la defensa de tensiones, angustia, insatisfacción o frustración originadas internamente o producidas por conflictos interpersonales. Recuerdos desagradables, amenazas instintuales, tendencias contradictorias, miedo a la agresividad o peligros supuestos o reales. Energía impulsiva que no puede ser encauzada por la angustia ni por “gritos ni golpes”. 
Toda activación de un proceso defensivo de relegación o neutralización implica generalmente un gasto de energía vital que, en el peor de los casos, puede empobrecer la personalidad ya que la energía invertida en actitudes defensivas no puede ser aplicada a otros fines. 
Los mecanismos de defensa, pueden distorsionar la realidad interna externa, o bien producir distorsión entre afecto e idea y entre sujeto y objeto. Con todo, aunque no siempre, pueden ser reconocidos y modificados por el sujeto. 

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